Publicidad emocional

Como si fuéramos un trapo. La publicidad utiliza a las mujeres a su conveniencia. Ya lo comentábamos hace unos días en este post de Facebook. Pero es que, además, nos envía mensajes contradictorios. En un anuncio te dice que debes cuidar tu línea y en el siguiente que te liberes y que unos kilitos de más tampoco importan. ¿En qué quedamos? Y esto tiene sus consecuencias. A ellos no les importas por muy bonito que te lo pinten y tú lo puedes pagar caro. Durante los minutos de publicidad en televisión te puede pasar lo siguiente:

Anuncio 1: Donuts y Mr Wonderful: “Hoy es un buen día para sonreír”. Mensaje oculto: Pasa de todo, te lo mereces.

Anuncio 2: Judith Mascó y Hornimans: “Libera toxinas: plan DETOX”.

Mensaje oculto: No pases de todo, debes cuidarte y estar perfecta.

Anuncio 3: Magnun doble: “Libera la bestia que llevas dentro”.

Mensaje oculto: Pasa de todo, deja que tus emociones fluyan.

Anuncio 4: Tortitas Bicentury: “Cuídate y dale sabor a tu cuerpo”.

Mensaje oculto: No pases de todo, adelgaza para sentirte bien.

Anuncio 5: Chocolates Valor: “Placer adulto”.

Mensaje oculto: Pasa de todo, eres adulta y no debes privarte del placer de comer.

Anuncio 6: Campofrío y las mujeres. Este es especial, porque en el mismo anuncio hay contradicción. Pasa de todo y defiende los derechos de la mujer y la conciliación familiar. No pases de todo y recuerda que debes mantener un cuerpo perfecto, comiendo pavofrío y sin estrés (en un bar que se llama Deliciosa Calma).

Y como este ejemplo, tu día está lleno de mensajes contradictorios que provocan que, más allá de establecer una fuerte asociación entre ciertos alimentos y la belleza o la felicidad, muchas veces llegan a conseguir que no sepas lo que quieres. ¿Alguna vez te has preguntado qué ejemplo le estamos dando a nuestros hijos? Ellos también perciben estas diferencias sociales, los roles autoimpuestos y las asociaciones emocionales con ciertos alimentos (para las mujeres todo rosa y dulce –asociado a salud, bienestar y belleza–, para los hombres, coches, deportes y cerveza –asociado a ego, libertad y poder–).

Todos sabemos que en publicidad se ponen en juego las emociones, sentimientos y creencias de los consumidores. Es una estrategia de mercado, pero ¿qué ocurre cuando a raíz de este juego estamos provocando falsos mitos, ideas erróneas, problemas alimentarios, distorsiones corporales…?

Este tipo de publicidad nos invade… Da igual que no pongas la televisión, nos bombardean por la radio, el periódico, los anuncios en carreteras con vallas publicitarias, en la parada de autobús, los propios autobuses, el cine y así hasta nombrar casi todo el contexto que nos rodea en el día a día.

Este otro post que escribimos hace poco, abrió camino para organizar un taller especial en las sesiones grupales que realizamos periódicamente. Animamos a todos los participantes de estas sesiones a observar y anotar a lo largo de una semana toda la “publicidad emocional” referida a hábitos alimentarios que vieran. Los resultados fueron alarmantes.

Dicen que si no puedes con el enemigo, únete a él; por ese motivo nos unimos al enemigo fomentando la búsqueda de esta publicidad, animando a ver anuncios esa semana… pero con el objetivo de lograr el efecto contrario: realizar un análisis crítico de la publicidad, de la educación, para romper tópicos irreales y tomar consciencia sobre lo que vemos.

Empezamos la sesión con una canción: “Yo soy aquel negrito….” Seguro que has continuado cantándola, todos la sabemos, todos la cantábamos y nuestras abuelas y madres creían que como decía la canción:

“Las múltiples cualidades de este producto ejemplar. Es el Cola Cao desayuno y merienda, es el Cola Cao desayuno y merienda ideal, Cola Cao. Lo toma el futbolista para marcar goles, también lo toman los buenos nadadores, si lo toma el ciclista se hace el amo de la pista y si es el boxeador golpea que es un primor.”

El efecto mágico de la canción también lo vemos actualmente en las nuevas galletas Oreo.

Las mujeres, desgraciadamente, somos un blanco muy llamativo. La gran mayoría de publicidad nos la dedican a nosotras, nos muestran mujeres con diferentes roles “exitosos” y que tienen su vida más fácil, cómoda, feliz y saludable con productos específicos.

Aquí os dejamos una imagen con las frases promocionales que se han recogido durante una semana a través de anuncios de televisión. Comienza el bombardeo:

Pero no sólo nos llegan por televisión; también lo vamos a seguir viendo en vallas publicitarias, productos, en el cine, en las series, etc. ¿Cuántas veces has visto comer helados cuando ocurre alguna “tragedia” amorosa en las películas?

Este constante bombardeo nos ayuda a la creación de asociaciones inadecuadas entre la comida y las emociones, a la vez que nos venden (por lo general) imágenes corporales irreales, logros deportivos de élite, y diferentes metas inalcanzables para una gran proporción de la población. ¿Qué se puede cocer debajo de todo esto? Pues probablemente problemas de autoestima, inseguridades, insatisfacciones, frustraciones, problemas alimentarios (por infrapeso o sobrepeso), lesiones deportivas, búsqueda de metas (inalcanzables o irreales) a corto plazo… y así podríamos continuar hasta un lista interminable de desajustes emocionales y consecuencias físicas.

Por este motivo, os animamos y motivamos a OBSERVAR y ANALIZAR.

Observa lo que te rodea.

Observa lo que te venden y analízalo con la realidad.

Observa las competencias entre marcas.

Observa y busca opiniones de profesionales.

Y lo más importante,

Obsérvate a ti mismo/a.

¿De verdad necesitas lo que quieren hacerte creer que es imprescindible para una vida ideal e irreal?

Fuente: http://nortesalud.com/publicidad-emocional/

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